Alquileres vacacionales en Cáceres‎

Si Extremadura es especial, Cáceres es espectacular. Nada más poner un pie en el centro sentirás que te has metido en una máquina del tiempo y que has retrocedido a la época medieval. ¿Todo listo para darte una vuelta por sus calles empedradas? Ponte calzado cómodo y prepárate para perderte por los callejones. Pero no creas que aquí solo vas a encontrar piedras e historia. Y es que Cáceres fue capital española de la gastronomía en 2015 y eso se nota en el paladar. Te resultará imposible comerte una sola tapa, ¡querrás probarlas todas!

La ciudad tiene una temperatura media de unos 19 ºC. Cualquier estación es buena para visitarla, pero los inviernos son fríos y los veranos muy calurosos. Así que las mejores épocas para conocerla y patearla son la primavera y el otoño. Si planeas tu visita en verano es mejor madrugues o esperes a última hora para salir a explorar. En cuanto a la lluvia, en otoño y primavera suele caer algún chaparrón (corto e intermitente), pero el resto del año será difícil que te mojes. En cualquier caso, meter un paraguas en la maleta no está de más si tienes pensado viajar en esas fechas.

Recorrer la ciudad Monumental de Cáceres

Vivir Cáceres es recorrer sus calles sin rumbo. ¡Que no te dé miedo perderte porque hay monumentos en todas las esquinas! Comienza en la Plaza Mayor, el punto de encuentro de los cacereños y donde está el Ayuntamiento y la Torre de Bujaco. Y desde allí, déjate llevar. ¡Sentirás que caminas por otra época!

Salir de vinos y la Torta del Casar

El tapeo va unido a salir a tomar unos vinos o lo que es lo mismo, ir de bar en bar probando lo mejor de cada casa. Las tapas más famosas son la Torta del Casar, un queso untable de la región, la patatera, las migas, el zorongollo o la chanfaina. ¿Te atreves a probarlos todos?

Parque Natural de Monfragüe

Prepárate para un día de naturaleza en estado puro. Cálzate las botas y sube hasta el Castillo. Desde allí tendrás una de las mejores vistas del parque. Después puedes explorar sus cuevas. En la del Peine y la de los Murciélagos, verás hasta pinturas rupestres. Y, al salir, te queda lo mejor: mira al cielo, porque su reserva de buitres y águilas es única. ¡Un día de excursión de lo más salvaje!