Alquileres vacacionales en El Rocío

El Rocío es una pequeña aldea del municipio de Almonte (Huelva) que tiene un significado muy grande para Andalucía. Seguro que has oído hablar de ella, ya que es el lugar donde termina la famosa romería que congrega a más de un millón de peregrinos cada año. Más allá de esto, El Rocío es un enclave muy especial por la alegría que se respira en sus calles de arena, por sus casas blancas, por las marismas del Parque Nacional de Doñana, por el protagonismo del caballo y por su deliciosa comida, todo acompañado de un clima muy agradable durante casi todo el año. ¿Te vienes a conocerlo?

El Rocío es un lugar de veranos muy calurosos. En julio y agosto, no es extraño que se pase de los 30 grados, y la sensación puede ser aún mayor por la alta humedad que suele haber. Si vienes a El Rocío en estas fechas, busca un alojamiento que tenga aire acondicionado, sobre todo para descansar bien por la noche. El invierno aquí es bastante suave: las temperaturas medias en enero y febrero se mueven entre los 10 y los 15 grados. En cuanto a las lluvias, son más bien escasas a lo largo de todo el año, pero, si vienes entre octubre y abril, es más probable que llueva, así que no descartes traer un paraguas o un chubasquero.

La ermita de El Rocío

¡Que no se entere un rociero de que has ido a su aldea y no has visitado la ermita! Si puedes acercarte por la noche, la verás con su exterior completamente iluminado, algo que merece la pena y que no es la postal típica de este lugar.

El Parque Nacional de Doñana

El Rocío es una de las puertas de entrada a Doñana, y es genial ver caballos y potros pastando por esos terrenos. ¡Por algo El Rocío fue nombrada «Aldea Internacional del Caballo»! Pero, si quieres unas vistas verdaderamente inolvidables, acércate a las marismas a última hora de la tarde, cuando se pone el sol y la luz se va apagando en el horizonte.

La gastronomía típica

En El Rocío no vas a pasar hambre. Se puede decir que aquí hay de todo, pero las carnes de cerdo ibérico y de caza son las más tradicionales. Tampoco pueden faltar las gambas y los langostinos tan propios de esta costa de Andalucía y, entre los platos clásicos de Almonte, la sopa marismeña, el caldo rociero y, de postre, unos alfajores.