Alquileres para vacaciones en Guadalupe

La región de Extremadura está repleta de pueblos preciosos, pero Guadalupe merece un lugar destacado. Su casco histórico huele a piedras antiguas, es uno de los que mejor refleja cómo eran las ciudades y los pueblos hace siglos, y ha llegado en plena forma hasta nuestros días. Una buena muestra es el Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, precioso por fuera y por dentro, pero también otros rincones del pueblo, como la calle de Ruperto Cordero con sus soportales de madera o la muralla defensiva y sus cinco puertas de acceso. Ahora solo tienes que venir hasta aquí, atravesar una de esas puertas y descubrir todos los secretos de uno de los pueblos más bonitos de toda España.

El tiempo en Guadalupe puede cambiar mucho según la estación en la que quieras venir. Por ejemplo, en verano hace bastante calor y no es extraño que en julio y agosto las temperaturas pasen de los 30 grados, así que, si encuentras un apartamento con aire acondicionado para facilitarte la estancia en estas fechas, mejor. En cuanto al invierno, todo lo contrario. Las temperaturas bajan incluso por debajo de 0 grados, aunque la escasez de precipitaciones hace que ni la lluvia ni la nieve sean muy frecuentes. Es en otoño cuando más agua cae, sobre todo en el mes de noviembre, aunque tampoco podemos decir que sean lluvias torrenciales, por lo que esta no debería ser tu mayor preocupación si vienes a Guadalupe de visita.

El Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe

No solo es un emblema de este pueblo, sino que es uno de los mayores monumentos de toda Extremadura. Desde fuera ya impresiona, pero, si contratas la visita guiada, podrás disfrutar de las mejores estancias interiores y enterarte de todas las historias que esconden. ¿Sabías que Cristóbal Colón se reunió aquí con los Reyes Católicos para financiar su viaje en barco?

El casco antiguo

Aunque es bonito recorrerlo todo e, incluso, dejarte llevar por tu instinto y por lo que te va llamando la atención sin un rumbo fijo, el Barrio de Abajo es algo que no te puedes perder. Las calles son muy especiales, repletas de soportales de madera y macetas llenas de flores. Cuando termines el paseo, recarga las pilas con unas buenas migas extremeñas o un plato de ajoblanco y unos almendrados. ¡El broche perfecto para un día pateando adoquines!

La ermita del Humilladero

Está un poco alejada del casco urbano, pero merece la pena visitarla, porque desde su posición podrás disfrutar de unas magníficas vistas del pueblo desde lo alto, además de un entorno natural donde darte un buen paseo.